- Visado para EEUU: se saca directamente por internet, fácil y rápido. Rellenas tus datos, respondes sobre tus intenciones de matar al presidente y pagas los 14$ de rigor, que al final es de lo que se trata. Te aceptan ipso facto y no hace falta ni imprimirlo.
- Carnet de conducir internacional: sorprendentemente fácil y rápido. Me saqué el formulario por Internet, lo rellené y me presenté en la Jefatura Provincial con una fotografía de mi cara de libio y una fotocopia del carnet de conducir. Te dan un número, esperas un rato y pasas a una mesa donde te lo tramitan y entregan en un santiamén, previo pago de los 10 euros de rigor, que al final es de lo que se trata.
- Dentista: esto es como llevar el coche al taller. Fui a revisión y limpieza y he salido con un empaste, una endodoncia, un curetaje, cuatro sesiones de anestesia y 300 euros menos. Me duele la boca donde antes no tenía ni un picor, y si no empiezo a decir que es que me voy de España todavía me están mandando a un nuevo especialista.
- Venta del coche: tal y como está el país no hay forma de vender nada que cueste más de un euro. Se han interesado varias personas pero todos me piden rebaja de precio y, aunque he accedido moderadamente, al final no ha fructificado. El coche está perfecto y no quiero malvenderlo, así que se quedará esperándome tranquilo en su huequito. Si no lo vendo en estas dos semanas llamaré al seguro para darlo de baja temporalmente.
- Tarjeta sanitaria de la Seguridad Social: siempre que he viajado por Europa he pedido la Tarjeta Sanitaria Europea, pero no hay tal servicio para viajar más allá del viejo continente, así que me acerqué a ver qué me contaban. Incluso pidiendo cita por Internet me tocó esperar una buena media hora. Te dan un papelito de extensión internacional de la prestación sanitaria que tiene una validez de 3 meses desde la fecha del sello, por lo que me toca volver a recogerlo el día antes de la partida, previa cita y previa espera, claro. Aunque llevo el seguro de Mapfre nunca está de más ir bien cubierto ante cualquier evenualidad.
A falta de dos semanas
Esta entrada la escribo desde mi nuevo portátil mini. El cacharro que tenía hasta ahora pesa 4 kg, excesiva carga para danzar de una esquina a otra de cualquier parte con la mochila a la espalda. Así que he invertido 350 euros de mi menguante capital en este pequeño compañero que será mi ventana de comunicación con el mundo que dejo físicamente atrás.