Sábado, 3 de noviembre de 2012

Ya estoy de camino, sobrevolando el Atlántico. Mi madre me ha llevado en coche hasta el aeropuerto, no ha habido despedida emotiva porque he quedado con ella y con mi hermana esta misma noche en Times Square, pero ellas van en vuelo directo.
El avión de Madrid salió con una hora de retraso, y tras la escala en Dublín me dirijo por fin a Nueva York. Por cierto, he coincidido en el vuelo con Fernando Trueba, el director de cine. Tal vez en otro vuelo coincida con Peter Jackson y el futuro me depare una vida entre elfos y hobbits.

Adiós España. No te digo hasta nunca porque te quedas con mis seres queridos y la fuerza magnética del corazón terminará tarde o temprano por devolverme a tus fauces, espero que para entonces te hayas saciado ya de devorar al pequeño, al débil, al indefenso. Verdaderamente desearía decir que voy a tardar muchos años en volver pero creo que voy a echar muchas cosas de menos y muy pronto, y al final la memoria te traiciona quedándose solo con los buenos recuerdos, y son muchos los que tengo del que un día fue el mejor rincón del planeta.