Milford Sound


Da igual que te lo cuenten. Da igual que veas fotos, videos o diapositivas en 3D. Nada se va a parecer a la sensación, insuperable, de navegar lentamente por el fiordo hacia el mar.  
La naturaleza casi siempre recompensa los esfuerzos. Un tonto retonto como yo considera que hay que ganarse el derecho a disfrutar de ciertos espectáculos. El que quiera recorrer la maravillosa Faja de las Flores tendrá que superar primero la durísima ascensión que conduce hasta su entrada. Las Islas Lofoten son increíbles desde el suelo, pero si quieres contemplar la abrumadora vista aérea has de subir al monte Reine. 

Al Milford Sound se puede acceder por carretera. 120 km desde Te Anau sin ninguna complicación. Es fácil. Y ahí está el fiordo, para todos, sin esfuerzo. Pero si has terminado el Milford Track y tu última etapa han sido 6 horas bajo la lluvia después de caminar 54 kilómetros con la mochila a la espalda, la naturaleza sabrá recompensarte. Esa lluvia no era casualidad, era el premio.

El Milford rebosaba vida. El agua caía desde las alturas en docenas de cascadas, muchas de ellas directamente sobre el mar. Las nubes no habían acabado de irse, y se colaban entre los picos escondiéndolos primero, mostrándolos después. 
Yo trataba de contener el gatillo y disfrutar, tan solo disfrutar, pero es superior a mí. La cámara arde en mi bolsillo, no puedo contenerla, y cada vez que salía era como una ametralladora, disparando a discreción. Y todo lo que retrataba era hermoso. 

Al llegar al mar alguien gritó entusiasmado, señalando algún punto en el agua en el lado de estribor, y todo el mundo se agolpó sobre la barandilla para deleitarse con los tres delfines que saltaban, se cruzaban entre sí, se sumergían y volvían a aparecer. Un poco más allá una inmensa roca albergaba a una docena de focas tumbadas al sol, justo antes de llegar a la gran cascada que cae sobre el mar, donde el barco se mete hasta casi tocarla. Miras hacia arriba, en vertical. Parece que el agua emana del cielo. Es otro momento apoteósico.


Sin duda ha sido el mejor crucero que he hecho en mi vida. Sin duda es el número uno de los lugares que he visitado en Nueva Zelanda. Y puede ser el lugar más bello en el que he estado en toda mi vida.